Dormir mal se ha vuelto una especie de epidemia silenciosa. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 40% de la población mundial sufre algún tipo de trastorno del sueño. Y aunque solemos culpar al estrés o a las pantallas, pocas veces miramos hacia donde realmente descansamos: nuestra habitación.
Luz: la aliada o enemiga de tu descanso
Nuestro cuerpo se rige por ritmos circadianos, un reloj biológico que responde principalmente a la luz. Una habitación demasiado iluminada por las noches (incluso con pequeñas fuentes como una pantalla o un piloto LED) puede alterar la producción de melatonina, la hormona que nos induce al sueño.
Por eso, la neuroarquitectura sugiere priorizar la oscuridad total al momento de dormir, utilizando cortinas blackout o sistemas que regulen la entrada de luz artificial. En el día, en cambio, favorecer la entrada de luz natural ayuda a mantener el equilibrio hormonal y mejorar el ánimo.
Temperatura, materiales y distribución
Dormir bien no es solo cerrar los ojos. Es lograr que el cuerpo entre en un estado de relajación profunda. Y eso depende en gran medida del confort ambiental.
La temperatura ideal para dormir está entre los 18 y 21 grados Celsius. Un espacio demasiado caluroso o frío puede fragmentar el sueño, aunque no siempre nos demos cuenta.
Los materiales también influyen: textiles naturales, como algodón o lino, regulan mejor la temperatura corporal. Y en cuanto a la distribución, la ubicación de la cama, la presencia de objetos o muebles innecesarios y el ruido visual pueden alterar la sensación de calma.
La neuroarquitectura propone diseñar espacios que favorezcan la regulación emocional: texturas suaves, colores apagados, buena ventilación y orden visual. Elementos simples, pero que tienen un impacto real en nuestra fisiología. Todo esto lo puedes encontrar en nuestra tienda.
Dormir bien también se puede diseñar
No todo se soluciona con una píldora o una rutina estricta. A veces, dormir mejor empieza por observar nuestro entorno. En Grupo Antico creemos que el diseño de interiores puede convertirse en una herramienta concreta para mejorar la calidad del sueño. No es lujo: es salud.
Y si el diseño puede transformar un dormitorio en un refugio, entonces vale la pena preguntarse: ¿Qué está diciendo tu habitación de tus noches?